lunes, 24 de octubre de 2011

TEMAS INTERESANTES SOBRE TDAH

Un diagnóstico preciso y a tiempo es el primer paso para paliar los síntomas del TDAH y prevenir sus complicaciones. No existe una edad ideal para acudir al profesional; esto dependerá de las características de cada caso. En principio, se le debe consultar siempre que se observen problemas en el funcionamiento cotidiano de un niño respecto a lo que se espera por su edad a nivel personal, social y escolar.
Las manifestaciones del TDAH suelen aparecer con el inicio de la escuela primaria. Esto se debe a que durante los primeros años de escolaridad, se exige al niño una serie de demandas a las que no está acostumbrado:
  • Permanecer sentado durante mucho tiempo
  • Horarios más estructurados
  • Realizar deberes en casa
  • Mantener una gran atención y control sobre sí mismo.
Estos cambios, que para la mayoría se producen de forma natural, no son tan sencillos para los niños con Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH). El gran número de exigencias a las que el niño con TDAH no puede responder, hace evidente la necesidad de un diagnóstico de la mano de un profesional clínico especializado.
Generalmente, son los padres, profesores, psicólogos escolares, pedagogos o pediatras los que primero pueden detectar un posible TDAH en un niño que tiene problemas que no se explican. Pero son los profesionales médicos (neuropediatra, psiquiatra infantil, psiquiatra o neurólogo) los que realizarán un diagnóstico definitivo. Éste es fundamentalmente clínico e incluye:
  • Entrevistas con los padres y el niño
  • Una evaluación de la información de los profesores
  • Exámenes físicos
  • Pruebas complementarias para descartar otros problemas.
Todos estos recursos tienen como objetivo detectar la existencia del TDAH, descartando aquellos síntomas que sean normales para la edad o inquietudes relacionadas a algún factor social externo. También deben descartarse problemas médicos (neurológicos o endocrinológicos), toxicidad por medicaciones o drogas, problemas psiquiátricos y pedagógicos.
Sólo un diagnóstico minucioso conducirá al tratamiento más adecuado para el niño. Una vez que éste se establece, el médico realiza un plan de tratamiento que puede incluir la participación de un psicólogo, un pedagogo, un profesor de apoyo y de otros profesionales.

Entrevistas

Lo primero que hará un médico ante un niño con posible TDAH será escuchar a los padres y al niño en una entrevista, para que describan la naturaleza de los problemas de su hijo.
Durante la misma se recoge la siguiente información:
  • Historia del desarrollo y de otros posibles problemas médicos del niño
  • Datos importantes sobre su escolarización, ambiente familiar, social, etc.
  • Antecedentes de TDAH u otros problemas psiquiátricos en familiares del niño
  • Algún tipo de conflicto entre los padres
  • Métodos que tienen los padres para solucionar los problemas
Todos estos datos son fundamentales para el diagnóstico; no hay tests ni pruebas que puedan sustituir a una entrevista detallada y cuidadosa. Por ello es importante que los padres contesten con sinceridad a lo que se pregunta, sin ocultar nada, y no sólo dar detalles de lo que ellos creen que es importante.

Otras pruebas

  • Cuestionarios para padres y profesores: se utilizan para detectar síntomas del TDAH y otros problemas (como ansiedad, depresión, trastorno oposicional). Los cuestionarios son útiles para evaluar la intensidad del trastorno y la respuesta al tratamiento.
  • Evaluación del nivel intelectual del niño: para ello suelen utilizarse los tests de WISC, de Leiter o de Raven.
  • Pruebas del lenguaje y específicas del aprendizaje: para evaluar la lectura, escritura y matemáticas.
  • Pruebas específicas de atención: Test de Rendimiento Continuado (CPT), test de Caras y tes de Stroop.

Criterios de detección

El TDAH se clasifica dentro de los trastornos mentales. Su diagnóstico se basará principalmente en el cumplimiento de uno de los siguientes criterios, ambos reconocidos internacionalmente:
  • Criterios del manual CIE-10
  • Criterios DSM-IV-TR

Criterios del manual CIE-10

Son los criterios diagnósticos reconocidos y establecidos por la OMS (1992) para diagnosticar un TDAH . El CIE-10 requiere que el paciente evidencie:
6 síntomas de inatención
3 de hiperactividad
1 de impulsividad
Estos síntomas deben ser persistentes y manifestarse en más de un ambiente de su vida.

Criterios DSM-IV-TR

Los Criterios del Manual Estadístico y de Diagnóstico (DSM-IV-TR) son los más utilizados y han sido establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (2000). Aquí se define al TDAH de una forma más amplia y se requiere para el diagnóstico la presencia de:
6 síntomas de atención
ó 6 de hiperactividad/impulsividad
ó síntomas en ambas áreas (seis de cada grupo).
Los síntomas deben estar presentes antes de los 7 años en al menos dos ambientes de la vida del niño y durar como mínimo seis meses. Por ello, el DSM-IV-TR define un trastorno con tres tipos posibles:
  • Hiperactivo/impulsivo
  • Inatento
  • Combinado
Y además, contempla la posibilidad de que un niño con TDAH de tipo inatento pueda no tener ningún síntoma de hiperactividad/impulsividad.
Según el DSM.IV-TR, todos y cada uno de los siguientes criterios que deben cumplirse para diagnosticar un TDAH :
Criterio A:
1. Durante seis meses han persistido seis o más síntomas de desatención, con (1 ó 2) una intensidad incoherente en relación con el nivel de desarrollo del niño.
2. Seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad persisten durante 6 meses con una intensidad incoherente en relación con el nivel de desarrollo.
Criterio B: Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o desatención que causan alteraciones están presentes antes de los 7 años de edad.
Criterio C: Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presentan en dos o más ambientes (por ejemplo, en la escuela y en casa).
Criterio D: Deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo del funcionamiento social, académico o laboral.
Criterio E: Este criterio obliga a descartar otras causas de inatención, como trastornos generalizados del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y trastornos psiquiátricos (del humor, de ansiedad o de la personalidad).

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