Este blog lo he creado para dar a conocer un trastorno que cada vez es mas comun en los colegios y que en muchas ocasiones no es tratado como tal por el desconocimientos por parte de las instituciones educativas.Pero también hay adultos que lo tienen y lo sufren en silencio toda su vida. ¿Conoces a alguien?
jueves, 22 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
El TDAH en adultos
Hasta hace poco, el TDAH en adultos (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) era un gran desconocido. Durante mucho tiempo se pensó que los síntomas esenciales de este cuadro se presentaban únicamente en edad infantil pero en los últimos años sabemos que la realidad es otra. Un gran número de personas que padecieron el trastorno en su infancia, continúan manteniendo los síntomas esenciales hasta la vejez. Según Weiss, "el TDAH puede ser el trastorno psiquiátrico no diagnosticado más común en los adultos”.
En los últimos años se ha incrementado de manera considerable el número de estudios acerca de este tema y hoy sabemos con toda certeza que más del 50% de los niños que tuvieron TDAH en la infancia mantienen en la vida adulta los síntomas esenciales del cuadro.
¿Cómo reconocer el TDAH en la vida adulta?: La falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad son los síntomas distintivos de este trastorno, tanto en niños como en adultos. Pero con la edad muchas manifestaciones cambian de forma y con frecuencia todavía se les atribuye un origen equivocado como el estrés, el ritmo de vida intenso... La investigación establece que en la vida adulta, los síntomas principales del TDAH dan la cara principalmente en forma de: importante desorganización, problemas de atención y memoria, mala administración del tiempo, dificultades en la resolución de problemas, impulsividad e hiperactividad.
Y es que los adultos aquejados de este trastornosuelen presentar grandes dificultades para mantener la atención, incluso cuando se esfuerzan por hacerlo. Con frecuencia no recuerdan lo que acaban de leer o escuchar. Les cuesta organizarsey priorizar tareas y suelen ser muy olvidadizos. Pero, a diferencia de los niños, la hiperactividad motriz no suele ser incapacitante. No corren, ni saltan sin parar. Afortunadamente. Generalmente, ésta se manifiesta en forma de inquietud, con movimientos constantes de manos y pies y/o hablando sin parar.
Otra de las características fundamentales de los TDAH se encuentra en su dificultad para inhibir impulsos y pensamientos. Es por eso que, a pesar de la edad, siguen metiendo la pata con frecuencia y toman decisiones importantes de manera precipitada e impulsiva, sin analizar las consecuencias. Dicen lo que piensan sin sopesar quién está delante y además presentan una escasa tolerancia a la frustración y muchas dificultades para esperar.
Estas manifestaciones hacen que la vida de un adulto con TDAH sea a veces muy difícil y más cuando, por si fuera poco, los estudios establecen que un 60-70% de ellos tiene algún riesgo de padecer dificultades sociales, trastornos de ansiedad, frustración e ira, trastornos afectivos, depresión, trastornos del sueño, u otros debidos a la falta de control (conducta antisocial, trastornos compulsivos, abuso de sustancias o accidentes de tráfico).
Las ‘ventajas’ del TDAH
Sin embargo, no solo poseen áreas vulnerables. También gozan de cualidades muy positivas que a veces olvidamos y que hay que fomentar por encima de todo porque desde ellas puede cimentarse el éxito de su vida futura. Muchos son inteligentes, creativos, divertidos y realizan actos elogiosos. Algunos son muy queridos o incluso el alma de su grupo.
Pero de lo que no cabe duda es que la vida con ellos es muy intensa y quererlos supone un gran reto. Más cuando son adultos y no los entendemos, ni gozamos de autoridad para controlarlos, pues nos obligan a estar en permanente alerta.
Por eso poder hablar hoy de la existencia de TDAH en adultos supone un gran avance, un alivio y una luz para muchas personas aquejadas del trastorno y para sus familias, que hasta ahora se enfrentaban a un problema muchas veces invisible. Por suerte, en la actualidad contamos con profesionales ampliamente preparados para un diagnóstico certero y una intervención eficaz.
¿Cómo ayudarles? Esta afectación tiene una contrastada base biológica y la medicación con estimulantes ha demostrado ser, también en los adultos, una pieza clave en la mejora de la sintomatología esencial del cuadro.
Sin embargo, todos los estudios coinciden en establecer que el tratamiento más efectivo es aquél que combina la medicación con una intervención psicológica orientada al desarrollo de habilidades conductuales, cognitivas, sociales, y emocionales que ayuden a controlar los síntomas y los posibles trastornos asociados. S. Young y J. Braham, profesoras del KingsCollege de Londres, fueron pioneras en el desarrollo de un modelo de intervención global para el TDAH en adultos cuya eficacia hoy se encuentra ampliamente contrastada.
No obstante, además de la medicación y la intervención, todos los estudios avalan que la familia constituye una delas piezas clave de la recuperación. Pero en su importante función, necesitan conocimiento y sobre todo mucha ayuda para orientar, contener y estimular a sus seres queridos y, sobre todo, para no desfallecer con ellos.
Por todo lo señalado debemos ser positivos. El diagnóstico y la intervención del TDAH son cada vez más tempranos. Gracias a ello, y aunque es un trastorno crónico, es posible que en un futuro muchos de los que trabajaron en la infancia lleguen a la vida adulta con los síntomas esenciales muy controlados y grandes posibilidades de una vida plena. Existen muchos casos de niños que lucharon incansablemente con ayuda de padres y profesionales y que hoy afrontan la vida adulta con amplias posibilidades de éxito. Sin embargo, todavía existen muchos adultos de nuestra generación que no fueron diagnosticados en edad infantil y a los que aún no se les ha ocurrido buscar la causa de sus males en esa dirección.
Aún queda mucho por hacer. El TDAH en adultos todavía está infradiagnosticado y por ello, mal comprendido e incorrectamente tratado. Ante la sospecha es determinante acudir a profesionales que confirmen el diagnóstico y coordinen el tratamiento. Pero queda un gran reto: reconocer los síntomas y, mucho más difícil, sobre todo para los adultos... pedir ayuda.
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